La empresa sueca Dekia, de reconocido prestigio
internacional, ha de contratar a una persona que se incorpore inmediatamente a
su equipo de trabajo para ocupar un cargo de responsabilidad. Las condiciones
laborales y retributivas que se ofrecen son muy interesantes, lo que hace
crecer el número de aspirantes a obtener este trabajo. Mediante un sistema poco
convencional de selección de personal, la empresa espera cubrir pronto la
plaza.
El inicio de la obra nos sitúa en una sala donde
aparecen, progresivamente, cuatro personas que han sido seleccionadas para
realizar una entrevista conjunta con un representante de la empresa. Enseguida
observamos que el método que se sigue es poco corriente. El tiempo pasa, los
candidatos se encuentran solos y nadie se presenta a explicar cómo se
desarrollará el proceso selectivo. Finalmente, los aspirantes se dan cuenta que
están reunidos en una sala aislada del exterior y no pueden salir.
Pronto empiezan a ser conscientes de que el objetivo de
la reunión es ver cómo se aclimata cada uno de ellos ante situaciones adversas
y valorar la capacidad que tienen de resolver los conflictos que se generan
dentro del grupo. Por tanto, los cuatro presuponen que alguien, desde fuera de
la sala, los observa para determinar cuál es la persona adecuada para ocupar
esta plaza.
Mientras tanto, los candidatos deben superar unas pruebas
inusuales consistentes a manifestar sus opiniones sobre las situaciones que
alguien desde fuera plantea y que llegan a la sala a través de un complejo
sistema de comunicación. A partir de ese momento cada aspirante debe mostrar
sus habilidades y sus carencias, su rechazo o su solidaridad hacia los
compañeros, su voluntad de ayudar o de descalificar a los otros candidatos,
hasta que uno a uno se vayan retirando y se quede el último, que será quien
obtenga el trabajo.
Las pruebas, desde un punto de vista emocional, son cada
vez más duras y algunos personajes sufren porque, igual que si estuvieran
inducidos a formar parte de un psicodrama deben explicar experiencias íntimas;
esto desencadena que los otros personajes, que deben opinar sobre estas
experiencias, se decanten directamente para aplicar el juego sucio y la
crueldad para conseguir su objetivo.
Por tanto, la reunión, en medio de fuertes presiones, se
convertirá en el espejo donde los personajes reflejarán su humanidad o
insensibilidad y su empatía o intolerancia. Al final, contrariamente a lo que
era imaginable, nada era lo que parecía y todo resulta ser una gran farsa.
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