La prueba es lo que le ocurrió a Carlos, hace un par de años.
Se trata de un ejecutivo de alto nivel para una empresa nacional.
Carlos notó mobbing de parte de su jefe,
quien empezó porno tomar en cuenta las opiniones de Carlos. Paulatinamente vio
cómo sedeterioraba la relación entre su director y él sin saber porqué, y
aunque hizo el intento de acercarse al jefe para preguntarlequé ocurría, el
directivo nunca permitió un diálogo y tampoco modificaba su actitud.
Sus compañeros de trabajo no estaban de acuerdo con los
desplantes del jefe pero, por temor a no ser despedidos, empezaron a alejarse y
en las juntas algunos de ellos aliarse con el director. Incluso llegó el momento
en el que ya no avisaban a Carlos de las juntas y reuniones, a lo que
él respondió con abatimiento y desencanto.
A su decir, se sentía frustrado, devaluado e incapaz de
tomardecisiones. Además, tenía mucho miedo de ser despedido pues a sus entonces
50 años de edad sabía que le resultaríadifícil encontrar un nuevo empleo.
Pero la suerte favoreció a Carlos. A los pocos meses de
haberse iniciadoel hostigamiento psicológico llegó un nuevo proyecto al área de
Carlos y sólo la experiencia de él podríasacarlo adelante. Así, el directivo
que tan pesada le había hecho la vida ahora lo trataba de mil maravillas, lo
integró al proyecto y loapoyó en todo. Hoy todo marcha como si nada hubiera
ocurrido.
Claro, el directivo ya tomó a otro miembro del equipo para
hacerlovíctima de su actitud prepotente. Estamos ante un caso de abuso de
podery de las circunstancias de los empleados.
Este tipo de situaciones sólo pueden ser enfrentadas
mediante la confrontación al directivo, previa charla con el jefe
del jefe y bien asesorado por el responsable de Recursos Humanos
e, incluso, por un abogado externo a la empresa.
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